Tal y como se indica en la entrada a la tienda, Le Marché de Rachel es también “el lugar de las cosas bonitas” porque, uno de sus principales objetivos, es que puedas conectar con tu niña interior, haciéndote con artículos que te hagan sonreír y te recuerden esas sensaciones y pensamientos que tan feliz te hacían de pequeña, pero en la ropa y los accesorios que lucirá la mujer que eres ahora: fuerte, valiente y luchadora.

Por eso, no es de extrañar que personajes como Caperucita Roja, Mary Poppins o mujeres importantes de la historia, convivan entre las prendas y objetos de Le Marché de Rachel.

Ropa femenina y de producción ética

En Le Marché de Rachel los proyectos femeninos tienen una gran importancia, de ahí que gran parte de las colecciones estén diseñadas por marcas lideradas por mujeres, así como artesanas e ilustradoras tan inspiradoras y potentes. Además, la mayoría de los artículos son de producción responsable, tanto con los trabajadores como con el medioambiente.

¿El resultado? Ropa y accesorios alegres y divertidos, inspirados en el París de los años 50 y creados con el máximo cariño para que te vistas con prendas que te representen.

Tras 18 años dedicada a la gestión y dirección hotelera, con movilidad obligatoria y más mudanzas de las deseadas, un problema de salud me tuvo poco más de un año apartada de circulación.

Durante esos momentos en los que tuve que dejar a un lado la actividad profesional y empezar a pensar más en mi sucedieron dos cosas: por un lado entendí que, como en casa, rodeada de amigos y familiares, en ningún sitio. Por otro, se inaugura Le Marché de Rachel, exactamente, el día de mi cumpleaños.

De clienta a proveedora en una tienda “muy de mi estilo”

Recomendada por un amigo con la frase “es muy de tu estilo” dio comienzo mi relación con la tienda prácticamente desde el día de su inauguración.

Como siempre me gustó la costura y pintura, poco tiempo después me convertí en proveedora con mi alter ego Lolita Regaliz, una marca de bodies y camisetas para bebés pintados a mano que, en mi otra vida laboral, me servía como vía de escape al estrés.

¡Empieza la aventura!

Finalmente, tres años después de su inauguración, su primera dueña, Raquel, decidió que era hora de dar un cambio radical a su vida y marcharse al extranjero. Y, en esas ganas de ambas de emprender nuevos caminos, decidí ponerme al frente de Le Marché de Rachel, una preciosa aventura que, dentro de poco, cumplirá siete años.